La Raquel.

No se si les habrá pasado a Uds., pero cada vez que viajo a la costa por la Ruta 2, en el Km168, pasando el Río Salado

                hay un lugar de muchos árboles , que de repente se hace luz y aparece un espectacular castillo color salmón; es tanta la curiosidad que

                siempre tuve desde pequeña que dccidí investigar para dar respuesta a todas mis preguntas.

                                           Les cuento que es la estancia "La Raquel", mas conocido como "El Castillo Guerrero".

                                           Si nos remontamos al siglo XIX, la história nos dice que en el año 1846 en el hogar de la familia Guerrero nacía una niña

                que la llamaron Felicitas, cuando tenía solamente 15 años la entregan en matrimonio (habitual de la época) a un Sr de más de 60 años lla-

                mado Martín de Alzaga, pero resignada aprendió a respetarlo. A pesar de sus pocos años, no todo fue color de rosa, su vida estuvo rodeada

                de muertes ya que perdió a sus dos hijos, a su abuela y luego a su esposo.

                                           Con solo 24 años fue poseedora de una inmensa fortuna. Hizo el correspondiente duelo pero... visitaba eventualmente los

                establecimientos que habían sido de su consorte. En uno de esos tantos viajes su carruaje se empantanó y la auxilió un vecino, un rico estan-

                ciero de la zona: Anselmo Sáenz Valiente. A partir de este encuentro los jóvenes se enamoraron y al poco tiempo se casaron..

                                           Lamentablemente la felicidad duró muy poco, porque al enterarse de su enlace uno de los anteriores pretendientes: Enrique

                 Ocampo (tío de Victoria), prefirió verla muerta antes que de otro... Así  fue que esta preciosa dama, admirada y amada por  la sociedad aris-

                 tocrática, fue víctima de un crimen pasional. Posteriormente Ocampo se suicidó. Siempre se dudó si había sido él o  el primo de Felicitas, Dema-

                 ría, que se decía que también la amaba.

                                           Bella, muy rica pero con un triste final cuando solo tenía 26 años.

                                           Como no tenía descendencia, los herederos naturales fueron sus padres quienes se abocaron a explotar las estancias.

                                           Bueno amigas, este interesante relato lo voy a dividir en dos o tres partes para no aburrirlas.

                                                         Besitos